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Estudiantes de Puebla desarrollan chamarra antiacoso, lanza descargas eléctricas

La chamarra de autodefensa fue diseñada para defenderse de un posible agresor sexual, cuando tocan alguno de los brazos emite una descarga de hasta 90 volts

Estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) campus Puebla, desarrollaron el prototipo de una chamarra que emite una descarga eléctrica como defensa para mujeres ante un posible agresor sexual.

La prenda cuenta con un circuito cerrado por dentro del forro, el cual tiene dos electrodos que al tocarse, después de ser activada, cierran el circuito y hacen que se produzca una descarga eléctrica al contacto y sólo por la parte exterior de la prenda, lo que descontrolaría al posible agresor y permitiría a la usuaria solicitar auxilio o correr.

Los estudiantes de mecatrónica y robótica que la crearon explicaron que no se trata de un arma, sino de una prenda que busca brindar seguridad a las mujeres mediante una acción inmediata en un momento de peligro.

“La idea de la chamarra surgió a partir de la realidad en que se desenvuelven (los estudiantes), pues son frecuentes las historias de amigas o conocidas que han sido víctimas de alguna agresión. Tras investigar sobre el feminicidio y la violencia de género, surgió la idea y posteriormente se dio forma”, indicó Anahí Parra Quiroz, estudiante de ingeniería en mecatrónica a Conacyt.

En su interior, la chamarra tiene un botón del lado inferior derecho que se activa manualmente, además de un led que advierte que el mecanismo de autodefensa está encendido.

Mediante una pila de 9 volts, Giwan Park, estudiante de ingeniería en sistemas digitales y robótica, instaló el transformador que emite las descargas -que alcanzan los 90 volts- cuando el posible agresor toca alguno de los brazos.

Por el momento, la chamarra de autodefensa está diseñada para activarse solo en la parte de los brazos; sin embargo, los creadores aseguraron que este sistema se puede adaptar a otras prendas como pantalones, blusas y vestidos, con descargas activables en distintas zonas, dependiendo la necesidad de la usuaria.

“La idea es que no sólo sea la chamarra para evitar que el posible agresor la reconozca, sino que se pueda ajustar a diferentes prendas para que pase desapercibida. En cuanto a la venta, la chamarra, por ejemplo, tuvo un costo de 472 pesos, pero se vendería en cerca de mil pesos, esto basado en las encuestas de hasta cuánto pagaría alguien por una chamarra de este tipo, precisó Parra Quiroz.

La prenda no se encuentra en el margen de armas letales ni puede considerarse como un arma, enfatizó Guadalupe Martínez, alumna de derecho que también es parte del proyecto.

Fuente: Regeneración


El Corresponsal, en el lugar de la noticia.

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