MUNDO

Trump condena el racismo, pero evade toda responsabilidad

El presidente no aceptó ninguna responsabilidad por los dos años de sus propios mensajes festejados por nacionalistas blancos, neonazis y antimigrantes


El presidente Donald Trump se vio obligado ayer a denunciar lo que él mismo ayudó a fomentar: la violencia racista y terrorismo de supremacistas blancos. Aunque en sus primeros comentarios en persona sobre los dos tiroteos masivos de este fin de semana que sacudieron a este país condenó las ideologías de odio, se negó a aceptar responsabilidad alguna en lo que ya muchos califican de grave problema de terrorismo doméstico de nacionalistas blancos en Estados Unidos.

En una voz, nuestra nación debe condenar el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca. Estas ideologías siniestras tienen que ser derrotadas. El odio no tiene lugar en Estados Unidos, declaró en la Casa Blanca, donde leyó de manera seca y sin gran emoción un texto preparado.

Fue notable que Trump y su equipo decidieran que esta vez era políticamente necesario condenar la supremacía blanca y el racismo, algo que casi nunca sucede. Pero el presidente no aceptó ninguna responsabilidad por los dos años de sus propios mensajes festejados por nacionalistas blancos, neonazis y antimigrantes. Tampoco ofreció ninguna propuesta para imponer controles mínimos sobre las armas de fuego; algo que una abrumadora mayoría de estadunidenses favorece, según encuestas, y que legisladores demócratas han promovido en proyectos de ley que se encuentran estancados en el Congreso por la oposición republicana.

De hecho, el presidente declaró que la culpa en este fenómeno de tiroteos masivos no son las armas, sino Internet y las redes sociales. Estos canales, afirmó, ofrecen una avenida peligrosa para radicalizar mentes perturbadas y realizar actos dementes, obviamente sin referirse a cómo él y su régimen han utilizado a estas avenidas para propagar mensajes racistas y antimigrantes.

También responsabilizó a los juegos de video violentos y a las enfermedades mentales por este tipo de actos (algo que es falso: expertos han concluido que no hay tal vínculo entre enfermedad mental o violencia en videos con tiroteos masivos).

Descartó que las armas sean parte del problema. La enfermedad mental y el odio jalan el gatillo, no el arma, sostuvo.

Poco después, la Asociación Nacional del Rifle –cuyos puntos en este debate eterno repitió Trump– elogió el mensaje presidencial.

Agrupaciones a favor del control de armas criticaron la respuesta, al señalar que otros países también tienen videos violentos, redes sociales y problemas de salud mental, pero que Estados Unidos es único en el mundo avanzado –y aun a nivel internacional– que tiene el problema de frecuentes tiroteos masivos (más de uno cada día en promedio) y permite a sus residentes un acceso increíblemente fácil a las armas.

La matanza en El Paso, Texas, el sábado, cuyo saldo subió a 22 muertes y más de dos decenas de heridos, seguida unas 13 horas después con otro tiroteo masivo en Dayton, Ohio, con nueve muertos y otros 27 heridos, continúa sacudiendo al país, incluida la clase política.

Aunque aún no se ha detectado el motivo del tiroteo de Dayton (el responsable, otro joven blanco, murió), en el caso de El Paso, Patrick Crusius, de 21 años, dejó en claro su motivación. Anunció por escrito poco antes que su acción era en respuesta a la invasión hispana de Texas, repitió frases del vocabulario de Trump, y se reporta que luego de su captura por policías comentó que su propósito era matar tantos mexicanos como fuera posible.

Después de dos años de declaraciones sobre el grave peligro, incluso de terrorismo, que representan los inmigrantes que invaden Estados Unidos, con el atentado en El Paso resulta que el peligro real en este país son hombres anglo estadunidenses nutridos por la retórica de odio, nacionalismo blanco y anti migrante del régimen actual en Washington.

Fuente: La Jornada.

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