-Veracruz

La sombra de la muerte ha traído luto y dolor en los hogares: Arquidiócesis

Lamentablemente, la muerte sigue dominando el país


Por: Mario Rafael León

En el día de muertos, se recuerda a todos los difuntos, de manera especial a todas las víctimas de la violencia. La sombra de la muerte ha traído luto y dolor en los hogares, ha sembrado desconfianza en las personas y en las instituciones. La violencia ha cobrado muchas víctimas y nadie debe acostumbrarse a ello, afirma este domingo la Arquidiócesis de Xalapa.

En su comunicado dominical, indica que “se nos anunció y prometió que esta lacerante situación se reduciría y que habría estrategias eficientes para disminuir esta realidad y, sin embargo, las fuerzas de la muerte y de la maldad parecen tener el control de mando. Se necesitan resultados, no justificaciones. Lamentablemente la muerte sigue dominando nuestro país”.

Junto con toda la Iglesia, el día dos de noviembre, “pedimos para que Dios tenga misericordia de nuestros difuntos y los lleve a gozar del cielo; estas oraciones nos recuerdan, además, que un día también nosotros hemos de morir y necesitaremos también que otros oren por nosotros. Por eso, con toda la Iglesia decimos: que las almas de nuestros fieles difuntos, por la misericordia de Dios manifestada en la pasión y muerte de Cristo, descansen en paz”.

En el documento se indica que humanamente hablando, la llegada de la muerte pasa por la experiencia amarga del dolor, del llanto, del luto, de la tristeza, de la sensación de la oscuridad; sin embargo, en medio del túnel de esa experiencia, la fe permite contemplar la luz de la gloria divina manifestada en la resurrección de Cristo.

En su comunicado de este domingo, la Iglesia Católica manifiesta que para quienes creen en Jesucristo la muerte es un paso obligado para encontrarse con Dios. “Pues nada escapa a los designios divinos, como dice la Sagrada Escritura, ‘en la vida y en la muerte somos del Señor’ (Rom, 14, 8). ‘Nada nos separará del amor de Dios, ni siquiera la muerte’ (Rom. 8, 39)”.

Además, vista desde la fe, la muerte es otra manera de participar de la pasión de Cristo, quien siendo Hijo de Dios experimentó la muerte; por lo tanto, cuando morimos, participamos de su misma muerte porque esperamos también participar de su resurrección.

El documento firmado por José Manuel Suazo Reyes, director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, refiere que el uno de noviembre se celebra en la liturgia de la Iglesia Católica a Todos los Santos. Los santos son todos aquellos que ya gozan de la visión beatífica y viven en plena comunión con Dios en el cielo, manifiesta el comunicado. “En esa celebración invocamos no sólo a los santos canonizados que aparecen en el calendario litúrgico sino también a todos aquellos que no conocemos o que no se mencionan pero que también han alcanzado la santidad”.

Son innumerables todos los cristianos y cristianas que han sido fieles y perseveraron en la gracia bautismal y que siguieron a Cristo con amor, tal vez de un modo silencioso y discreto y que se encuentran con él en la gloria y en la alegría del cielo.

Los santos vivieron en grado heroico las virtudes cristianas; la Iglesia los propone como modelos seguros para llegar a Dios y por otra parte como firmes intercesores ya que siendo amigos de Dios, gozando de su cercanía y participando de la comunión con él, pueden alcanzar a todos gracias abundantes.

El día dos de noviembre, se recuerda a todos los Difuntos. La comunidad cristiana lo llama Día de Muertos. La Iglesia hace oración por los difuntos porque delante de Dios, ellos están vivos. Como dice el mismo evangelio “Dios es un Dios de vivos, sino de muertos (Cfr. Lc. 20, 38).

“La oración que hacemos por los difuntos, como también nos enseña la Sagrada Escritura, es para suplicar la misericordia divina por ellos; para que Dios perdone todas sus culpas y  los pecados que en vida no hayan podido reconciliar (Cfr. 2 Mac. 12, 45)”.

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