México

¡Suelto, en nombre de la ley!

Entrar y salir de las cárceles como si fueran su segundo hogar es para los reincidentes un modo de vida que las normas no han evitado; existen “personajes” que han pisado las celdas de los reclusorios hasta 12 veces


En México es cada vez más común confirmar que las leyes pueden ser burladas y criminales entran y salen de prisiones y de ministerios públicos; una y otra y otra vez, sin cumplir las condenas por las que debían permanecer recluidos.

Ariel Michel Velez, por ejemplo, es un joven todo-tatuaje que ha hecho de sus ingresos a prisión su modus vivendi.

Ha sido detenido y liberado una docena de veces en tres años.

Un fin de semana es detenido y al otro está libre, delinquiendo. Y su abanico es tan amplio que puede lo mismo asaltar a un hombre y robarle su celular, que maltratar a su pareja, robar una camioneta, hacerse  de autopartes ajenas, por trata de personas, por robar una tienda de artículos deportivos, por amenazar de muerte a su novia quien se le negó a prostituirse y hasta por amenazar con un cuchillo y robar dinero a su propia madre.

Y los criminales, pese al largo historial, pisan por horas las oficinas de justicia, y quedan libres.

Uno de los casos más emblemáticos de un criminal reincidente es el de Pedro Reyes Magdaleno, quien murió cumpliendo con su deber cuando enfrentó a un asaltante y perdió la lucha. Fue en 2017. El oficial recibió un balazo en la cabeza en su intento por frustrar un asalto.

Pedro Reyes Magdaleno no debió morir cuando, como todos los días cuidaba las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad.

Vigilaba la sucursal en Avenida Santa Ana y Ejido Churubusco, Colonia Ejido San Francisco Culhuacán, en la delegación Coyoacán; cuando se topó de frente con Ángel Vargas Baena, a quien apodan El Pichi. Forcejearon, pero el delincuente acabó con la vida del policía.

Pedro Reyes no debió morir a manos de El Pichi, pero alguien no hizo bien su trabajo en una oficina de impartición de justicia en México, y no una, sino varias veces, de 2004  y 2017.

Desde el principio

Retrocedamos en el tiempo. En ese asalto, Vargas Baena, junto con un cómplice, interceptaron en calles de la delegación Iztapalapa al gerente de la sucursal, a quien trasladaron a las instalaciones y lo obligaron a abrir uno de los cajeros de donde sustrajeron 180 mil pesos. Pero el robo no sería limpio.

Sacó el valor Pedro Reyes, policía segundo del destacamento 3 del Sector 64, y enfrentó a los delincuentes. En su huída Vargas Baena disparó en el costado izquierdo de la cabeza al oficial, y mientras se desangraba los asaltantes huían en una camioneta que abandonarían en la colonia Avante. Grave, Pedro Reyes fue trasladado en helicóptero al hospital.

Es inútil. Muere por la gravedad de las lesiones.

Nada detiene a El Pichi, quien se agazapa unas semanas hasta cometer otro delito. Trae la bala tan nerviosa como la boca. Un grupo de policías en Valle de Aragón confesó en 2008 el miedo que les imponía ese hombre corpulento ante las constantes amenazas de muerte.

Dos ingresos tuvo a prisión El Pichi. Y en ambos procesos terminó libre.

¿Por qué?

En 2003 El Pichi reunió a media docena de cómplices en su casa de Aragón tercera sección, para planear algunos robos.

Todo ese año y parte del siguiente su actividad sería tan productiva que asaltaron nueve veces a los transportes de la farmacéutica Fuller de México S.A de C.V.

Hasta que los atraparon el 21 de marzo de 2004. Cayeron cinco, a quienes se les conocía como la banda El Trampas y su modus operandi era de sexto de primaria: se uniformaban como elementos de la PGJDF y policías del Estado de México, y detenían a transportistas para asaltarlos y despojarlos de la mercancía. Van a prisión.

En 2008, El Pichi cumplió su condena  y fue liberado, pese en ese momento se le encontró cabando un túnel de escape para otro compañero en el Reclusorio Norte.

Ángel Vargas Baena se ofreció a cavar y lo hizo por las noches. El Pichi era comisionado en el gimnasio del reclusorio y comenzó a hacer el túnel en el baño de hombres, en la zona de vapor, en un registro que conecta al desagüe de la calle, informaron fuentes de la subsecretaría del Sistema Penitenciario y de la Procuraduría capitalina, que lo descubrieron.

Cavaba por las noches mientras el custodio vigilaba que no ingresara ninguna otra persona para evitar fuga de información.

Para el 7 de agosto de 2017, después de dispararle a cuatro patrullas y anteriormente darse a la fuga durante tres persecuciones, Ángel Vargas es detenido en la Delegación Gustavo A. Madero, ahí, donde lleva años amedrentando policías. Aseguran que tenía a media corporación amenazada de muerte.

El Pichi es ubicado en las avenidas 611 y 613 de la Colonia San Juan, un punto de venta de drogas identificado por las autoridades. Porta un arma .9 mm con dos cargadores.  Lo custodian varias patrullas. Va rumbo a prisión. Pero alguien no hace bien su trabajo en una oficina de impartición de justicia en México. Y queda libre. Lo que siguió fue reventarle la cabeza a un oficial de policía.

Mayo 18, 2018.

Han pasado once meses desde que El Pichi mató al agente Pedro Reyes Magdaleno.

Pero este día su banda tiene planeado el asalto a la camioneta de valores de Tecnoval, en avenida Once y Avenida Tlahuac, en la colonia Cerro de la Estrella. Será mientras abastecen los cajeros automáticos de una tienda de autoservicio, y limpio no saldrá el atraco; una vez más.

Uno de los cómplices abate a un policía y hiere a otro par cuando, mientras se desarrollan los hechos, sale de su disfraz de vendedor de tortas ambulante para jalar el gatillo en varias ocasiones.

Huyen. Cuatro días después, gracias a labores de inteligencia, caen tres ladrones. Uno de ellos se identifica como Erick García Acosta, pero miente. Se trata de Ángel Vargas Baena, El Pichi, y es el líder de una banda de asaltantes.

CERO Y VAN TRES

29 de mayo de 2018. Esta será la tercera ocasión en la que El Pichi ingresará a prisión.

El domingo 26 un juez de control lo vinculó a proceso y le impuso prisión preventiva por el delito de encubrimiento por favorecimiento, pero nada garantiza que no quede libre en algunas semanas, o meses. Bala y billetes agujeran a las leyes mexicanas.

La historia de El Pichi es solo una entre cientos.

Lo cierto es que Pedro Reyes Magdaleno no debió morir a manos de El Pichi, quien ese día debió estar recluido.

Pero alguien, no una, sino varias veces, incumplió con su trabajo de impartir justicia. ¿Quién fue?

OTRAS HISTORIAS DE REINCIDENTES

El 2 de octubre de 2017  un sujeto mató a su pareja en un hotel de la zona de Mixcalco, en la capital del país; fue presentado ante el agente del Ministerio Público por feminicidio y lo primero que aparece en la investigaciones es que tenía cinco ingresos a prisión.

Ariel Michel Velez ha sido detenido en más de diez ocasiones y una de sus más graves reacciones fue cuando intentó quemar a una persona rociándole thinner, en la colonia Condesa.

Y no olvidar que Jorge Luis González Hernández, novio de Lesvy Berlín Rivera Osorio, ostentaba en su perfil ingresos a cárceles capitalinas en al menos cuatro ocasiones, por delitos de robo a negocio, robo sin violencia, allanamiento de morada y delitos cometidos contra servidores públicos.

González Hernández fue la última persona que vio con vida a la joven de 22 años quien fuera hallada con un cable atado al cuello en una caseta telefónica entre el Instituto de Ingeniería y la Facultad de Química.

El novio de Lesvy fue remitido en cuatro ocasiones ante las autoridades de Coyoacán, demarcación en donde habitó desde hace varios años.

REINCIDENTES

Una vez que tienen el primer ingreso a un centro de reclusión, el salir y volver a entrar no es algo extraño.

  • De cada 10 internos de los reclusorios de la Ciudad de México que son liberados, cuatro reinciden en la comisión de un delito, de acuerdo con estadísticas de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario local, y por estudios de la Asociación Civil Modernizando el Sistema Penitenciario.
  • Hay aproximadamente 37 mil internos en los 13 penales de la Ciudad de México, de los cuales 14 mil 158 son reincidentes, lo que representa 38.78%, de acuerdo con la solicitud pública (0101000164615) requerida por Excélsior mediante el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales.
  • De los 36 mil 501 internos que están recluidos en la Ciudad de México, más de 50% (18 mil 791) están acusados de robo calificado, mientras que el homicidio es el segundo lugar por el que se encuentran privadas de libertad cuatro mil 481 personas, el secuestro ocupa el tercer lugar por el que están recluidos tres mil 18 internos.

Fuente: Excélsior

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