-Veracruz

Megamanifestación de este domingo abraza la realidad de naufragio y oscuridad que se vive

La vida presente está caracterizada por la incertidumbre que provoca desconfianza, críticas amargas, desencantos, dudas, escepticismos, especulaciones, mentiras, agresiones y desanimos


Por: Mario Rafael León

La megamanifestación pacífica anunciada para este primer domingo de diciembre abraza mucho de la realidad de naufragio y oscuridad que se vive.  A ella asisten voces que reclaman una verdadera transformación; es el dolor y el agravio de muchas víctimas que están sufriendo las consecuencias de un sistema que no responde a sus necesidades y que está atentando contra las instituciones y las libertades fundamentales. Es el cansancio y el malestar que todavía busca canales para encontrar una respuesta. Ojalá haya oídos y disponibilidad para atender estas demandas”, afirma la Arquidiócesis de Xalapa.

El comunicado de este domingo manifiesta que la realidad tiene momentos como de naufragio y de oscuridad representadas en la violencia e inseguridad, pobreza extrema, mala calidad en los servicios de salud, escasez de medicinas, crisis económica y social, vías de comunicación destrozadas y áreas públicas abandonadas. La vida presente está caracterizada por la incertidumbre que provoca desconfianza, críticas amargas, desencantos, dudas, escepticismos, especulaciones, mentiras, agresiones y desánimos.

El documento firmado por José Manuel Suazo Reyes, director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, recuerda que este domingo inicia en la liturgia de la Iglesia católica un nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento (del latín adventus y del griego parusía: “presencia”, “llegada”, “venida” o “visita”). Se trata, dice la Arquidiócesis de Xalapa, “de un periodo bellísimo que nos prepara para la venida del Señor. El adviento dura cuatro semanas. Es una preparación para la Navidad”.

Con el adviento, se expresa la cercanía de Dios a la Humanidad, su presencia y su caminar entre los seres humanos. Este acercamiento divino está movido por el Amor de Dios a la Humanidad. El evangelista san Juan lo expresa de esta manera: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio hijo para que el mundo se salve” (Jn. 3, 16).

“En el Adviento, escucharemos muchos mensajes que nos motivan a prepararnos para la venida del Señor: ‘conviértanse’, ‘estén preparados’, ‘el desierto florecerá’, ‘el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz’, ‘ya viene el Señor’, entre muchos otros”, refiere el comunicado de este domingo.

¿De dónde llegará la verdadera luz?, ésta es la pregunta que responde el tiempo del Adviento que está comenzando, refiere la iglesia católica. “Los que creemos en Dios, no podemos idolatrar las instituciones humanas por más promesas que nos hagan, las instituciones son sólo mediaciones y deben cumplir con sus responsabilidades”.

La Arquidiócesis manifiesta que lamentablemente se han provocado más desencantos que satisfacciones; la verdadera luz viene de la apertura a Dios que se acerca. Es aquí donde el profeta Isaías tiene mucha actualidad: ‘El pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz… éste es el Adviento que necesitamos. Aquí radica la esperanza que debemos cultivar”, expresa.

Junto con la apertura a Dios, se necesitan más colaboradores con el bien común y dejar de ser indiferentes; México empieza a cambiar cuando cada uno de sus habitantes da lo mejor de sí; cuando se comprometen con la verdad y la justicia. Cuando se hacen las cosas con calidad, creatividad, honestidad y transparencia. La autoridad tiene una buena parte de responsabilidad en esto y debe usar los recursos que tiene para lograrlo, pero también cada uno de los habitantes del país. Esto también es Adviento.

“El Adviento es, por excelencia, el tiempo de la esperanza. Cada año, esta actitud fundamental del espíritu se renueva en el corazón de los cristianos que, mientras nos preparamos para celebrar la gran fiesta del nacimiento de Cristo Salvador, reavivamos también  la esperanza de su venida gloriosa al final de los tiempos. La esperanza Cristiana a la que nos referimos se distingue de la Esperanza humana. Ambas virtudes ponen la mirada en un bien futuro, con la diferencia de que en la esperanza humana no estamos ciertos de alcanzarlo, mientras que en la Esperanza cristiana, lo que esperamos es un bien del que estamos seguros porque Dios ya lo ha revelado”, indica.

Para mantener viva esta esperanza, afirma la Arquidiócesis de Xalapa,  “necesitamos cambiar el corazón, necesitamos superar nuestros egoísmos y autocomplacencias, necesitamos abrirle un espacio a Dios. Con ello estaremos celebrando un buen Adviento”.

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