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México necesita sentarse a los pies de la Virgen de Guadalupe para alentar la esperanza

Las apariciones, la tilma y el mensaje constituyen el evento fundacional de la nación mexicana


Por: Mario Rafael León

La Iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre de Guadalupe para alentar la esperanza de ser un solo pueblo, afirmó Hipólito Reyes Larios, arzobispo de Xalapa durante la homilía de la misa realizada por el 488 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

En el templo dedicado a la mencionada Virgen y ante cientos de feligreses, afirmó que las apariciones, la tilma y el mensaje constituyen el acontecimiento guadalupano que es el evento fundacional de la nación mexicana. “Es un acontecimiento clave de nuestra historia de salvación el cual es completado con su templo, la fiesta los milagros, los formularios litúrgicos, los variados escritos, los cantos, las composiciones poéticas y las obras teatrales”, refirió.

El prelado recordó que en el relato del Nican Mopohua se describen las apariciones de Nuestra Señora a San Juan Diego y que en esa narración resaltan la delicadeza, la ternura y el amor de la madre que en uno de sus hijos veía a toda una gran nación,
Hipólito Reyes Larios recordó que los obispos de México han elaborado un Proyecto Global de Pastoral que contempla a los años 2031 y 2033. “El año 2033 será de gran júbilo para todos nosotros ya que al contemplar el misterio pascual de Jesucristo nos debemos llenar de vida y esperanza ya que los obispos y el pueblo de México celebraremos los hechos de la muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo en un ambiente de oración y reflexión para anunciar este acontecimiento para nuestro pueblo”.

Expresó que la redención que Dios ha obrado por la muerte y resurrección de Cristo no ha perdido novedad con el paso del tiempo y que ni su significado ha quedado anclado en el pasado sino que por el contrario su valor es presente y eficazmente operante en la fe y por la fe.

“En 2033 vamos a celebrar la muerte y resurrección de Cristo. Los dos mil años de la muerte y resurrección del Redentor, de su ascensión y del envío del Espíritu Santo en Pentecostés no son ocasión para una simple fiesta de aniversario sino el motivo para una gran celebración en la que no haremos sólo un recuerdo de la redención sino de lo que somos, vivimos y experimentamos más plenamente y de modo actual pues la plenitud del tiempo”, indicó.

En su homilía, el arzobispo refirió que en la actualidad de registran muchos ataques a Jesucristo y que hasta se le quiere quitar del calendario, de las escuelas, de los parques, de todos los lugares principalmente en Europa y Estados Unidos, pero que en México se mantiene la fe en Jesucristo y por ello tenemos es necesario conocerlo más, amarlo y celebrarlo mejor.
Manifestó que la tercer década del tercer milenio de la redención tiene providencialmente un peculiar significado para la nación mexicana, pues apenas pocos años después de la llegada del Evangelio a estas tierras, en 1531, Santa María de Guadalupe hizo resonar en sus palabras la bondad y novedad del anuncio cristiano que tristemente había sido lastimado por la espada de los conquistadores.

“El acontecimiento guadalupano y la misión heroica de tantos misioneros actualizaron la buena noticia de la pacífica readquisición del único pueblo de Dios ya que mediante la muerte de Cristo fue derribado el muro de la enemistad que dividía a los dos pueblos: el conquistado y el conquistador.

El hecho guadalupano, dijo el arzobispo, encuentra su más elocuentes síntesis en el mandato de construir una casita sagrada donde se manifieste el consuelo materno de Dios, el mandato Guadalupano de hacer una casita evoca el oráculo mesiánico de la promesa divina hecha a David de hacer para él una casa; es decir una descendencia de reyes, un linaje mesiánico, pero además este aspecto bíblico para los pueblos mesoamericanos también tenía un significado ya que el templo era un signo elocuente de una nación; por tanto, la invitación a construir un templo evocaba la construcción de una nueva nación.

“Creemos que la Iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre de Guadalupe para alentar la esperanza de ser un solo pueblo que necesita de su corazón materno; ella nos ayuda a sentirnos un solo pueblo, nos invita a contemplar, creer, vivir y anunciar el Misterio de la Redención realizado por Jesucristo. La gracia de la obra redentora ilumina e interpela nuestra conciencia”, señaló.

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