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Luego de la tragedia de Torreón, invita la CEM a pasar de la consternación a la acción propositiva

La educación es una tarea de todos, no sólo de las instituciones escolares, asegura


Por: Raymundo León

Después del hecho trágico sucedido en un colegio particular de Torreón, la Conferencia del Episcopado Mexicano invita a la sociedad mexicana en general a pasar de la consternación a la acción propositiva. Reflexión y acción conjuntas, manifiesta, nos puedan ayudar como sociedad para fomentar un diálogo constructivo acerca de este acontecimiento.

La educación es una tarea de todos, no sólo de las instituciones escolares. Educar requiere una alianza social que permita construir una “aldea educativa” en la que cada persona pueda comprender el sentido de su misma persona, el entorno natural y cultural del que participa, así como de las instituciones humanas básicas (familia, organismos intermedios, empresa, gobierno, comunidad internacional, sindicatos, etc.), con el fin de que sepa encontrarse en ellas y las promueva. Es urgente concentrarse en los destinatarios de la educación, que son los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes, manifiesta el documento firmado por Alfonso G.

Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey y secretario general de la CEM, Faustino Armendáriz Jiménez, arzobispo de Durango y presidente de la Comisión de Pastoral Profética, Luis Martín Barraza Beltrán, obispo de Torreón, y Enrique Díaz Díaz, obispo de Irapuato y responsable de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la CEM.

Educar es una tarea que implica, principalmente, formar de manera integral la vida interior del ser humano: su razón e inteligencia, afectos y pasiones, memoria, imaginación, en una dinámica humana, cercana y solidaria. “Por lo tanto, nuestra tarea es recuperar la centralidad de la persona humana en la vida educativa de la familia, la escuela y la sociedad”, refiere el comunicado.

Es urgente dedicar los más altos y mejores recursos humanos y materiales a la educación, principalmente en el ambiente familiar, escolar y social. “Hoy nuestros niños y jóvenes requieren una alianza educativa entre el mundo académico formal y el no formal, en el que se encuentra el desarrollo del arte, el deporte, el escultismo, la vida religiosa y cultural. Ellos necesitan en su tiempo no escolar, de estos espacios para encontrarse en relación, diálogo y constante encuentro con los demás, en donde puedan verificar su existencia en el bien, la verdad y la bondad”.

Los obispos llaman a los padres de familia a renovarse en su responsabilidad de ser los primeros educadores de sus hijos y dialogar en todo momento con las autoridades escolares con el fin de articular un seguimiento continuo y permanente sobre los contenidos y métodos educativos para respaldarse mutuamente en sus tareas.

“A los maestros, protagonistas insustituibles de la educación formal, les expresamos nuestra más alta estima, y les llamamos a renovar su vocación de servicio y de entrega, impulsando esfuerzos de legítima asociación y promoción para responder de mejor manera ante este Cambio de Época que nos toca vivir”, dice la CEM.

Agrega el documento que como sociedad global, se tiene el gran desafío de construir una humanidad que revierta la cultura de la muerte, con sus múltiples expresiones (corrupción, violencia, consumo, destrucción del planeta, indiferencia, desprecio de la vida humana, entre otras), en una cultura de la vida, el cuidado, la solidaridad y la restauración de las relaciones humanas, el planeta, la democracia y el pleno Estado de Derecho.

“Nos comprometemos, nuevamente, a ser una Iglesia que continúe la labor de promover la dignidad humana, a través de la formación de cada persona, atendiendo a su ser que es relación, encuentro y trascendencia”, finalizan los obispos.

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