OPINIONES

Líder campesino y rey de las gasolinas, ¿qué hilo los unía?

Por: Álvaro Belin


Dos ejecuciones de personajes importantes, uno en la política y el otro en el campo criminal, parecen intuir lazos más profundos que los estrictamente familiares: las de Juan Carlos Molina Palacios y Francisco Guízar Pavón, el primero ocurrido en noviembre pasado frente a su rancho en Medellín de Bravo, y el segundo, en Puebla el viernes pasado, sobre una avenida de un exclusivo fraccionamiento de lujo.

Queda claro que hay una recomposición en las estructuras criminales y que nuevas corrientes parecen abrirse paso. No podía ser de otra forma: hubo cambio en el terreno político de Veracruz y de México, por lo que no es posible creer que en las organizaciones criminales todo siga igual: la correlación de fuerzas ha cambiado y nuevos protagonistas en el ámbito político necesariamente significan nuevos protagonistas del lado criminal, aunque se insista en que los gobiernos morenistas son prístinos e impolutos.

A los señalamientos de que el gobierno local pudiera tener pactos con un grupo criminal, con el que pudo haber acordado una baja en actividades criminales como el homicidio, el secuestro y la extorsión, a cambio de combatir duramente al contrario, se han ido sumando en los últimos meses crímenes que tienen impacto en lo público, en lo político, en lo gubernamental.

Un crimen en particular llama poderosamente la atención: el asesinato del viernes en Puebla de Francisco Guízar Pavón, conocido como el Rey de las Gasolinas o del huachicoleo, por lo que ya estuvo preso en un penal de alta seguridad (por muy poco tiempo, por cierto), ocurrido cuatro meses después de la ejecución de su yerno Juan Carlos Molina Palacios, quien al momento de ser ejecutado el domingo 10 de noviembre de 2019 era el dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y diputado local priista.

Amén de que en el ámbito de los productores rurales se han creado verdaderas mafias, en particular en la producción, comercialización e industrialización de la caña de azúcar, lo que ha generado el asesinato de varios líderes campesinos y de periodistas (Ricardo Monlui, por ejemplo), que pudieran estar detrás del homicidio de Juan Carlos Molina, lo cierto es que poco podemos adelantar al respecto pues la Fiscalía General de Veracruz no ha concluido su investigación.

Compañero de bancada y de partido, el diputado Jorge Moreno Salinas manifestó el viernes pasado, justo cuando se daba la noticia del homicidio de Guízar Pavón, su optimismo por el rumbo de las investigaciones e, incluso, adelantó que “se va a hacer un anuncio importante” sobre el caso de Juan Carlos Molina por parte de la Fiscalía, aunque no quiso mencionar detalle alguno al respecto.

Dos ejecuciones de personajes importantes, uno en la política y el otro en el campo criminal, parecen intuir lazos más profundos que los estrictamente familiares: las de Juan Carlos Molina Palacios y Francisco Guízar Pavón, el primero ocurrido en noviembre pasado frente a su rancho en Medellín de Bravo, y el segundo, en Puebla el viernes pasado, sobre una avenida de un exclusivo fraccionamiento de lujo.

Queda claro que hay una recomposición en las estructuras criminales y que nuevas corrientes parecen abrirse paso. No podía ser de otra forma: hubo cambio en el terreno político de Veracruz y de México, por lo que no es posible creer que en las organizaciones criminales todo siga igual: la correlación de fuerzas ha cambiado y nuevos protagonistas en el ámbito político necesariamente significan nuevos protagonistas del lado criminal, aunque se insista en que los gobiernos morenistas son prístinos e impolutos.

A los señalamientos de que el gobierno local pudiera tener pactos con un grupo criminal, con el que pudo haber acordado una baja en actividades criminales como el homicidio, el secuestro y la extorsión, a cambio de combatir duramente al contrario, se han ido sumando en los últimos meses crímenes que tienen impacto en lo público, en lo político, en lo gubernamental.

Un crimen en particular llama poderosamente la atención: el asesinato del viernes en Puebla de Francisco Guízar Pavón, conocido como el Rey de las Gasolinas o del huachicoleo, por lo que ya estuvo preso en un penal de alta seguridad (por muy poco tiempo, por cierto), ocurrido cuatro meses después de la ejecución de su yerno Juan Carlos Molina Palacios, quien al momento de ser ejecutado el domingo 10 de noviembre de 2019 era el dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y diputado local priista.

Amén de que en el ámbito de los productores rurales se han creado verdaderas mafias, en particular en la producción, comercialización e industrialización de la caña de azúcar, lo que ha generado el asesinato de varios líderes campesinos y de periodistas (Ricardo Monlui, por ejemplo), que pudieran estar detrás del homicidio de Juan Carlos Molina, lo cierto es que poco podemos adelantar al respecto pues la Fiscalía General de Veracruz no ha concluido su investigación.

Compañero de bancada y de partido, el diputado Jorge Moreno Salinas manifestó el viernes pasado, justo cuando se daba la noticia del homicidio de Guízar Pavón, su optimismo por el rumbo de las investigaciones e, incluso, adelantó que “se va a hacer un anuncio importante” sobre el caso de Juan Carlos Molina por parte de la Fiscalía, aunque no quiso mencionar detalle alguno al respecto.

¿Quién era Guízar Pavón, el rey de las gasolinas?

En su libro “El cártel negro. Cómo el crimen organizado se ha apoderado de Pemex”, la periodista mexicana Ana Lilia Pérez menciona a Francisco Guízar Pavón en un capítulo referido a los ordeñadores de ductos.

El llamado rey de las gasolinas, quien fuera suegro del exdirigente de la CNC y diputado Juan Carlos Molina, es ilustrativo de lo que ocurre al interior de Petróleos Mexicanos (Pemex), buena parte de cuya producción y ganancias van al mercado negro mediante bandas criminales que roban combustibles, en su mayoría lideradas por trabajadores o extrabajadores:

“El caso de Francisco Guízar ilustra el modus operandi de la ordeña de ductos de Pemex: detrás de cada toma clandestina se encuentra la mano de trabajadores o ex trabajadores coludidos o solapados por funcionarios y amafiados con dirigentes sindicales, corporaciones policiacas y, más recientemente, con algunos cárteles del narcotráfico”, relata la periodista.

Coincide con ello una nota publicada en La Jornada el 5 de agosto de 2011, que señala que “los principales criminales que sustraen de forma ilícita combustible de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) son integrantes de los cárteles de Los Zetas y de La Familia, así como del llamado Rey de las gasolinas, identificado como Francisco Guízar Pavón, de acuerdo con información de la Policía Federal (PF) proporcionada en respuesta a una solicitud de información pública.”

El periodista Gustavo Castillo García agrega al final de su nota: “En lo que se refiere al Rey de las gasolinas, Guizar Pavón fue detenido por agentes de la PF en Monterrey, Nuevo León, en junio de 2010, pero se considera que algunos integrantes de su banda continúan operando.”

Un reportaje publicado por la revista Proceso el 11 de febrero de 2011 señala que en julio de 2010 “se inició proceso penal contra Guízar Pavón, extrabajador de Petróleos Mexicanos (Pemex); Sergio Salcedo Martínez, Lorenzo González Caran, José Luis Cortés González, Manuel Velázquez Cruz, Víctor Pacheco Maldonado, José Aguilar Valencia y Héctor Morales Quevedo, luego de que un juez de Jalisco les dictara la formal prisión por la probable comisión del delito de sustracción de hidrocarburo”.

Con el tiempo, la mayoría recuperó su libertad, entre ellos Francisco Guizar Pavón, conocido como “El Rey de las Gasolinas”, quien estuvo preso en el Reclusorio Preventivo de Puente Grande, Jalisco.

Guizar Pavón, señala el reportaje de Proceso, “se desempeñó como trabajador de Pemex, desde donde lideraba una organización criminal que operaba a través de diversas células en Jalisco, Oaxaca, Tabasco, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Tamaulipas, Coahuila, Durango y Sinaloa, y teniendo como residencia Nuevo León y su principal sede en Veracruz”.

Las benditas redes sociales 2

Polvo de gis

En el OPLE, consejeros millonarios… Todo indica que en el OPLE, organismo del INE, buscan hacer caso omiso de la ley de austeridad que rige a la administración pública de Veracruz. Mientras el gobernador Cuitláhuac García Jiménez tiene establecido un salario mensual de 58 mil pesos, consejeros y consejeras del OPLE se autoasignaron 55 mil 750 pesos solo en remuneración extraordinaria mensual. Hasta ahí todo parece estar bien: no rebasan el salario del Gobernador. El problema es que esa es una ñapa o pilón, porque su remuneración mensual neta ordinaria es de 111 mil 500 pesos, con lo que en conjunto los angelitos y angelitas recibirán cada mes 167 mil 250 morlacos, sin considerar impuestos y demás, y todo porque, según argumentan, sus funciones son de alto riesgo político, económico o social para la seguridad o su salud y ¡por sus limitaciones constitucionales para acceder a cargos de elección popular!… Y nosotros dedicados al periodismo, exponiendo el pellejo, sin ninguna prestación social y sin ganar siquiera el salario mínimo profesional…

Velarán por la participación política de las mujeres… La Magistrada Presidenta del Tribunal Electoral de Veracruz, Claudia Díaz Tablada, rindió protesta el viernes pasado como presidenta del Observatorio de Participación Política de las Mujeres en Veracruz, en que participaron también María del Rocío Villafuerte Martínez, encargada del Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM), y Alejandro Bonilla Bonilla, Consejero Presidente del Organismo Público Local Electoral de Veracruz (OPLEV). ¿Qué tanto pueden asegurar en términos de la defensa de los derechos políticos de las veracruzanas? Eso está por verse…

Frases sin disfraces

«Demagogo es un hombre que predica doctrinas a sabiendas de que son falsas ante hombres que sabe que son idiotas», H. L. Mencken

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