A medida que aumenta el saldo de víctimas de COVID-19, se intensifican los esfuerzos de las autoridades para evitar que la epidemia se propague.
En las dos últimas semanas se volvieron cada vez más frecuentes los videos que, sorteando la estricta censura de las autoridades del régimen comunista chino, mostraron las detenciones arbitrarias y violentas de personas que no usaban cubrebocas.
Las imágenes se hicieron virales en redes sociales, y desataron nuevos interrogantes sobre la gestión de la crisis por parte de Beijing y respecto de las violaciones de los derechos humanos del régimen comunista.
Otra grabación muestra cómo una familia fue forzada a entrar en periodo de cuarentena por la sospecha de que algunos de sus miembros hubieran contraído la enfermedad.
El régimen que gobierna el país asiático decidió aislar a los 56 millones de habitantes de la provincia de Hubei, epicentro del brote, y sometió a “una estricta gestión cerrada” a pueblos y ciudades las 24 horas del día, lo que significa que los habitantes no deben salir de sus casas hasta nueva orden.
Fuente: ADN40
