ESPECTÁCULOSPuro show

Rockean, pero con precauciones en el Vive Latino

En medio de la alerta de pandemia por el brote de coronavirus en el mundo


Pistolas térmicas, entrega de toallitas sanitarias, gel antibacterial en cada baño, asistentes con cubrebocas y una sana distancia que los asistentes no respetaron (porque era imposible) en las salidas y entradas a los escenarios fue como se llevó a cabo la primera jornada del Vive Latino 2020, en medio de la alerta de pandemia por el brote de coronavirus en el mundo.

Si bien el temor de estar en un evento masivo en medio de una alerta sanitaria mundial tenía a varios nerviosos, eso no impidió que más de 68 mil 618 personas decidieran asistir al Foro Sol a ver a sus bandas favoritas en la edición número 21 del encuentro musical.

Lo que todo mundo pensó que no sucedería, sucedió un minuto antes de las diez y media de la noche cuando Duff McKagan, Slash, Axl Rose y el resto de Guns N’ Roses se apoderaron del escenario para hacer su debut en el Vive Latino.

It’s So Easy fue el tema elegido para arrancar la velada de 150 minutos en el Foro Sol, dónde aquellos que crecieron con ellos y los fans que se fueron sumando con el tiempo, disfrutaron del hard rock de los angelinos.

¿Cómo están?”, dijo Axl, antes de que las notas de Mr. Brownstone y Welcome to the Jungle -que se asomaban en un solo de guitarra de Slash- emocionaran al público y los hicieran olvidar la sana distancia.

¿Saben dónde mierdas están? Están en la maldita jungla”, lanzó el vocalista, quien bailo con sus ya reconocidos pasos, para hacer saltar a las miles de personas que se dieron cita en el recinto de Iztacalco.

Solos de guitarra por parte de Slash, el ritmo dirigido con el bajo de Duff y la presencia de Axl Rose enfundado en unos jeans y con camisa de franela amarrada a la cintura hizo recordar los comienzos de la agrupación a mediados de los 80.

En el debut de Guns N’ Roses en el Vive Latino no pudieron faltar temas como Stranger, Sweet Chile O’Mine, November Rain y Paradise City que hicieron enloquecer al público que abarrotó la pista y las gradas del recinto capitalino sin importar si había coronavirus o no.

A BAILAR CON VIVES

Y antes del virtuosismo de Guns, Carlos Vives trajo el sabor colombiano, el vallenato que hermana, que junta.

La primera del Vive, fue una jornada en la que los asistentes parecían haber dejado atrás la paranoia del coronavirus.

Se abrazaban, bailaban tomándose de las manos, unos se besaban, mientras que otros compartían los tragos de cerveza.

Eran pocos los que traían cubrebocas, apenas la minoría. Y como si se tratara de un carnaval colombiano, la gente bailaba en circulo.

Fruta fresca y el clásico La gota fría fueron algunos de los primeros temas que sonaron en el escenario Escena Indio.

Le siguieron Quiero verte sonreír y Como tú, además de una recomendación de Vives.

El amor en los tiempos del coronavirus. ¿Saben que nos va a ayudar a no tocarnos? Mirarnos a los ojos”, dijo el colombiano, quien terminó con La bicicleta, no sin antes alabar la tierra de “José Alfredo, Cantinflas, Pardavé y del Chapulín Colorado”.

31 MINUTOS, VICENTICO Y EL HOMENAJE A JOSÉ JOSÉ HICIERON OLVIDAR POR MOMENTOS LA ALERTA A CAUSA DEL CORONAVIRUS

El Piña, guitarrista de Say Ocean, estuvo tocando sin playera, sudando a más no poder, ¡al final forma parte de una banda de pop punk! La raza los respaldó, les fue bien en su primer Vive Latino y la rompieron en la Carpa Doritos.

El público no estuvo pensando en algún posible contagio de coronavirus. Antes de terminar de tocar Amnesia, escurriendo y lleno de adrenalina, Piña saltó con su público, lo cacharon, lo pasearon, se bañaron con su propio sudor y cuando subió al escenario, junto a Pako y Dan, sus fans posaron para la foto, se limpiaron normalmente con sus playeras y se fueron a vagar por ahí.

Mejor ejemplo para calar el nivel de miedo o paranoia de los asistentes, no hubo. Eso sí, eran las 14:30 horas y las jaboneras de los baños portátiles ya estaban a menos de la mitad, el papel también en pleno refill y el gel antibacterial era utilizado a cada momento, desde que uno pedía una chela, papas o comida, hasta para comprar playeras y libros había gel.

Las pantallas de los escenarios proyectaron las recomendaciones del gobierno para cuidarse de la epidemia. En los accesos, los paramédicos medían la temperatura de los asistentes y, si salían arriba de los 38 grados, los separaban para ser llevados a una revisión más minuciosa.

Un pobre hombre salió más arriba de lo usual y fue detenido. Se le aplicaron más pruebas, pero al ver que no había nada fuera de lo común, lo dejaron retirarse.

Algunos locatarios del tianguis de bandas usaban cubrebocas, lo mismo que los integrantes de la seguridad interna y, los que se ocupaban de sacar a los deshidratados o los que ya no aguantaban más frente a la valla, usaron guantes de látex.

The Warning se adueñó de la Carpa Intolerante y no faltó el desubicado que dijo “¿a poco son morras?”, y era mejor darles la vuelta a sus ignorantes comentarios. A las hermanas Villarreal, en su modo bestial, les quedó chico el escenario. Tienen un poder y una energía digna de pasar a un horario más estelar, y los que fueron testigos lo pueden justificar.

Después de que tocaron  Narcicista los Metalheads, que sí arribaron al Vive en su intento de rescatar el fin de semana, tras la ola de cancelaciones en el festival metalero que se hizo en Toluca, se tomaron la foto del recuerdo.

Tampoco faltaron los graciositos que estuvieron caminando y cantando la Cumbia del coronavirus, un track que en plataformas de streaming es un hit, otro indicio de que los mexicanos seguían sin temerle a la fase de emergencia en nivel 2.

Duki, en el Telcel, recordó a los muchachos que la enfermedad no pudo con los mexicanos.

¿El corona qué? ¡No nos cancela nadie! Sólo hay que lavarse las manos seguido, muchachos, hay que cuidarnos”, dijo el argentino en un momento de desmadre y reflexión.

Él trajo el trap al festival y de paso al Alemán para un featuring toxicón. Mereció mucho más, pero los fans que llegaron a alentar al Dukón lo hicieron sentir en casa. Ninguno con cubrebocas, sólo con un montón de mariguana para jalarle y aprovechar que el sol ya había cedido terreno a unas amenazantes nubes.

Un poco de perreo no le cayó mal al festival, por eso trajo Sin Culpa, y después Hitboy y Goteo. Se terminó pronto y cedió el espacio a su amigo Vicentico.

Le echó la bronca de la posible lluvia. Unas gotitas cayeron, pero nadie se inmutó, tenían de frente al líder de Los Fabulosos Cadillacs cantando, en acústico, Siguiendo la luna, y Vasos vacíos junto a su hijo Florián, al que le plantó un beso en el cachete por hacerle el honor.

El argentino, con este gesto natural, tampoco mostró temor por algún virus, mucho menos los enamorados que aprovecharon su momento cursi para darse unos besototototes, con todo y lengüita, durante Creo que me enamoré.

El reloj que tenía a escasos metros marcó ceros, él quería continuar, pero respetó. Será hasta mayo, si el COVID-19 lo permite, que lo vuelvan a ver, pero con LFC.

PIZZA EN ÓRBITA

El camino hacia la primera función de 31 Minutos fue precipitada, si la distancia entre personas era la regla a seguir, para las 20:00 horas ya era imposible. Cara con cara, espalda con espalda y toda la humanidad pegada como muéganos para entrar al sanitario. Lo curioso es que ya entradas las chelas al torrente sanguíneo, los borrachines y las chavas ya en modo entonado, ya se habían olvidado de lavarse las manos, cosa que no sucedió con los sobrios.

Por la recta los cubrebocas eran mera basura y en el Escena Indio, haciendo un homenaje a los headliners de la primera jornada con Sweet Child O’ Mine, Nina Persson, acompañada por Lars-Olof Johansson, Bengt Lagerberg y Magnus Sveningsson, arrancaron su set.

Ciudad de México, finalmente”, dijo Persson, vocalista de The Cardigans ante su público que se fue juntando en la cancha del estadio Jesús Martínez Palillo donde éxitos como Erase/ Rewind, Lovefool y Carnival, entre otras, resonaron en las bocinas y en la voz de los presentes.

Y de pronto la sorpresa de oír a la cantante sueca cantando en español Cucurrucucú paloma, haciendo que al público se le olvidará, por un momento, la pandemia, tomarán sus celulares y grabaran el momento. “Esta es una canción de su país”, dijo Persson antes de interpretar el tema original de Tomás Méndez, que se hiciera del dominio popular en la voz de Lola Beltrán.

Y tras 50 minutos de show los suecos se despidieron de sus fans con My Favourite Game, éxito que mantuvo a la banda en los reflectores en los últimos años de los años 90. “Los amamos” dijo la vocalista antes de despedirse del Vive Latino.

Gracias” dijo la cantante sueca en español. “Está canción cumple 25 años hoy”, lanzó antes de dar voz a And Then You Kiss Me, la cual hizo que el público se meciera de un lado al otro con la voz de Persson.

El Vive Vero fue invadido por personas disfrazadas de Calcetín con Rombos Man, con sus brazos ocupados por las marionetas del periodista más audaz de la televisión, Juan Carlos Bodoque, y el desafortunado y siempre salvador, Juanín Juan Harry. Un escenario para los chiquitines y para los que conservan su niño interior, 31 Minutos acababa de salir al aire y Tulio Triviño se desmayó al ver la noticia más noticiosa de la historia.

¡Cuídense del coronavirus!”, decía Juanín. Los problemas técnicos llegaron y sólo los pudo salvar el Tangananica, Tangananá; Drácula, Calígula y Tarántula. Todos los personajes con playeras con la leyenda de “Renuncia Piñera”.

Hasta que Tulio despertó y en pleno Vive Latino logró anunciar el lanzamiento de la pizza más grande del universo.

Hasta el cierre de esta edición, 31 Minutos logró lanzar la pizza al espacio para crear el primer eclipse de pizza que la humanidad haya visto.

¡Ah!, y cuando se cantó Diente Blanco no te vayas, John Quijada, recordó a Juan Gabriel con Querida.

VIVA EL PRÍNCIPE

José José falleció en septiembre pasado, pero ayer renació con el homenaje El Príncipe Vive que le hicieron en el festival.

Dr. Shenka fue el primero en traer la bohemia al inmueble con Si me dejas ahora, mientras era acompañado por violines y Meme del Real (el productor del concepto) al piano.

A su salida, tras el beso que se dieron en la mejilla, Carla Morrison apareció en escena para cantar El amar y el querer.

Minutos antes de las 21 horas, la explanada del Foro Sol y las gradas parecían una gran borrachera no sólo por el alcohol que corría entre los asistentes, sino por el coro multitudinario que acompañaba a Andrés Calamaro con Gavilán o Paloma y a Ely Guerra con Lo que no fue no será.

El coronavirus nos la pela”, dijo El Abulón al leer un cartel, antes de que Meme cantara El triste y mandara un mensaje de amor a Sax, quien se encuentra delicado de salud.

Fuente: Excélsior

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