OPINIONESOSWALDO CEBALLOS

A la memoria de Raymundo Jiménez

Por: Oswaldo Ceballos


Tenía una vocación y era la docencia, estilizó un oficio dentro del periodismo, adquirió nombre y el respeto de compañeros, amigos y servidores públicos que lo conocieron en sus andanzas por ese largo camino dentro de los medios de comunicación.

Don Ray, como era más conocido, se trataba de un hombre respetuoso pero que no temía en defender sus ideas. Enseñó mucho a muchos.

Él formó parte del equipo inicial de El Corresponsal, medio de información en el cual coincidí con él y donde tuve la oportunidad de conocerlo. Esta empresa digital ya lleva más de dos años de existencia y sé que siempre estará agradecida por todo lo que aportó para bien de un grupo de jóvenes que se abrían paso por un ambiente hostil pero lleno de satisfacciones: la comunicación.

Su historial laboral es amplio, integró por muchos años uno de los periódicos más importantes de la zona sur del país, el Diario de Xalapa donde pudo ser jefe, compañero y amigo.

Obsesionado con la correcta ortografía, quería que todo el mundo supiera escribir “como Dios manda”, así pasó su carrera docente en escuelas de diversos niveles educativos, desde primaria hasta universidad.

El amor al aprendizaje era tal, que aún le gustaba acudir a cursos y diplomados.

Una cantidad que no imagino de estudiantes lo recuerdan… yo lo recuerdo.

El hubiera no existe sin embargo siempre está presente, me hubiera encantado conocerte más querido Raymundo; en esta época donde mucha gente se va es tu misma partida la que nos impacta, la que nos duele.

Porque dejas a dos pequeños y a tu señora esposa que siempre te van a pensar, a extrañar pero que a cada instante estarás a su lado. De eso estoy completamente seguro.

Muchísimas personas han escrito y enviado sus condolencias ante tu partida, eso refleja el significado de lo que fuiste en vida, un ser que se supo ganar el cariño.

Eras un hombre de anécdotas y tú me dejaste una que siempre voy a contar, sobre ti. Recordaré la última vez que te vi, estimado Raymundo.

Me encontraba en una transmisión en vivo, de repente pasé frente a un local de frutas donde tenían mangos en exhibición y lo primero que dije fue que se veían deliciosos y así seguí mi camino.
A las pocas calles de distancia, cerca del cuartel de San José en Xalapa, ahí estabas tú con tus dos hijos y una bolsa de mangos… para regalármela.

Aquí tengo esa imagen tuya de una perfecta muestra de compañerismo, amistad y bondad que me diste sin que yo lo mereciera.

Fuiste y serás un gran ejemplo para tus hijos que seguirán tus pasos.

El día de esto que les cuento fue el 8 de mayo de este 2020 uno que enmarco en mi mente para recordarte, dos meses después te fuiste.
Que Dios bendiga tu nuevo camino.

Buen viaje Don Ray, descansa en paz.

Deja un comentario

Back to top button
A %d blogueros les gusta esto: