-Veracruz

No se debe confundir la Navidad con cualquier disfrute; es para descubrir a Dios cercano y pobre

Fomentar la paz mientras se alientan los esfuerzos de posesión y lucro es una ilusión: Hipólito Reyes Larios


Por: Mario Rafael León

Hipólito Reyes Larios, arzobispo de Xalapa, llamó a los feligreses católicos a no confundir la alegría de la Navidad con cualquier bienestar, satisfacción o disfrute, puesto que se trata de una alegría grande, inconfundible, que viene de la nueva noticia de Jesús.

Durante la misa de Nochebuena y ante cientos de católicos reunidos en la Catedral de Xalapa, el prelado expresó que “si reducimos las fiestas navideñas a solo disfrutar cada uno de su bienestar o alimentar un gozo religioso egoísta, estaremos desorientados en medio de felicitaciones y regalos; entre cena y bullicio es posible todavía ver en el centro de la Navidad a un niño recostado en un pesebre y los pastores nos indican en qué dirección buscar el misterio de la Navidad. Vayamos a Belén para descubrir un Dios cercano y pobre porque celebrar la Navidad es volver a Belén, de hecho los pobres tienen un corazón más abierto a Jesús que aquellos que viven totalmente satisfechos”.

El arzobispo de Xalapa refirió que para acoger a Jesús “es necesario vaciarnos, despojarnos y volvernos pobres, la idea de que se puede fomentar la paz mientras se alientan los esfuerzos de posesión y lucro, es una ilusión”.

Indicó que la Navidad obliga a los católicos a revisar ideas e imágenes que ordinariamente se tienen de Dios como son el verlo fuerte y poderoso, majestuoso y omnipotente mientras que Él se descubre en la fragilidad de un niño débil, nacido en la más absoluta sencillez y pobreza. “Lo colocamos en lo extraordinario, prodigioso y sorprendente, pero él se nos presenta en lo cotidiano en lo normal, en lo ordinario; lo imaginamos grande y lejano mientras que Él se muestra pequeño y cercano. Ésta es la fe de la Navidad, el escándalo más grande del cristianismo”, dijo en su homilía.

Recordó que el nacimiento de Jesús es expresado magistralmente por San Pablo en la Carta a los Filipenses que dice: “Cristo, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de siervo haciéndose uno de tantos y presentándose como cualquier hombre”.

Durante la misa de Nochebuena, Hipólito Reyes Larios, otorgó la indulgencia plenaria a todos los católicos que cumplen con los requisitos señalados por la Iglesia; es decir, a todos los que están en gracia de Dios, quienes se confesaron recientemente o están por hacerlo en estos días, no tener pecados graves, hacer oración por las intenciones del papa y mostrar algún signo de arrepentimiento y adoración a Dios.

“Todos somos pecadores cuando cometemos pecados graves. El sacramento de la penitencia nos da el perdón de la culpa y sólo nos queda la pena que tenemos que cumplir. La indulgencia plenaria nos exime de todas las penas temporales tendríamos que cumplir por los daños que hemos causado con nuestros pecados”, dijo el arzobispo.

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