Están diseminadas en comercios, en tortillerías, supermercados y calles de la ciudad
Por: Raymundo León
Las mujeres que no se sumaron al paro nacional de mujeres son las “olvidadas”, de ellas nadie se acordó. Son las que deben trabajar porque de su trabajo dependen otros, sus hijos, sus padres.
“No me sumé al paro porque yo tengo que trabajar todos los días para mantener a mis hijos. Yo debo trabajar, no andar pensando en otras cosas. Quienes promovieron este paro son mujeres que ya tienen seguro su salario, yo no. Y me perjudican al no haber servicios en gobierno porque debo regresar mañana a hacer un trámite”, dijo Elisa a las puertas de una dependencia municipal.
En varios bancos ocurrió lo mismo. Usuarios de los servicios financieros, hombres y mujeres, no pudieron realizar algún trámite; será hasta mañana.
En comercios de la ciudad, en tiendas de autoservicio, en loncherías y locales de los mercados la actividad se registró de manera normal.
Beatriz, por ejemplo, no se sumó al paro porque debe trabajar todos los días ya que de ella dependen tres adultos mayores, además ella padece de su vista.
“A mí eso del paro nacional no me beneficia. Tengo que trabajar mucho todo los días, he solicitado apoyos del gobierno para negocios y nada, los recursos les llegan solamente a los que tienen locales, a quienes tienen escrituras, a mujeres como yo no nos hacen caso”, señaló.
Refrió que desde las 5:30 de la mañana debe ponerse en marcha para trabajar y terminar a la una de la tarde. A esa hora regresa a su lugar de origen, Xico, para seguir trabajando allá vendiendo flores o lo que pueda.
“A las mujeres que trabajamos nos cierran la puerta, en las oficinas dedicadas a las mujeres en Xico y Xalapa no me han querido escuchar, dicen siempre que debo esperar, que tienen mucho trabajo, si espero no trabajo y si no trabajo no gano”, comentó.
Beatriz agradeció a la administración municipal de Xalapa porque cuando menos la ha dejado trabajar en el mismo lugar en el que ha estado desde hace años.
Otras Beatriz están diseminadas a lo largo de las calles Revolución, Abasolo, Constitución, Poeta Jesús Díaz, en tortillerías, en comercios, panaderías, tiendas de autoservicio, fondas, cafeterías… Son las que nadie convocó, las que quedaron olvidadas, las que, como Elisa deben salir a trabajar todos los días porque no tienen un salario diario seguro ni sindicato que las medio defienda.
