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Hace 100 años, san Rafael Guízar Valencia llevó consuelo a las víctimas del terremoto

 Dedicó dos años de su vida como obispo a visitar el muy grande territorio de la diócesis


Por: Mario Rafael León

El cuatro de enero de 1920 llegó a Veracruz san Rafael Guízar Valencia. Lo trasladó el buque “La Esperanza” procedente de La Habana, Cuba, en donde el uno de agosto de 1919, mientras realizaba en Cuba su apostolado misionero, fue preconizado obispo de Veracruz.

En el puerto de Veracruz fue recibido por el Delegado Apostólico, Leopoldo Ruiz Flores, entre otras personas.

Fue consagrado en la catedral de La Habana el 30 de noviembre de 1919 y tomó posesión de su diócesis el nueve de enero de 1920.

Los dos primeros años de su vida como obispo, san Rafael Guízar Valencia los dedicó a visitar el muy grande territorio de la diócesis, convirtiendo sus visitas en verdaderas misiones y en obra de asistencia a los damnificados del terrible terremoto de la noche del res de enero de ese año que ocasionó destrucción y muerte entre los pobladores de muchas comunidades de Veracruz y Puebla.

San Rafael Guízar Valencia predicaba en las parroquias, enseñaba la doctrina, legitimaba uniones, pasaba horas en el confesionario, ayudaba a los que habían sido víctimas del terremoto.

En La Habana monseñor san Rafael Guízar y Valencia recibió información acerca del catastrófico sismo ocurrido la noche del tres de enero. El informe le indicaba de la devastación de localidades y pequeñas comunidades en la zona montañosa de Veracruz y Puebla así como de los cientos de muertos.

Inmediatamente, san Rafael Guízar Valencia tomó la decisión de viajar a Veracruz y visitar a los habitantes de las comunidades devastadas para llevarles consuelo.

En la página de redes sociales de Xalapa Antiguo, Juan Carlos Álvarez informa que monseñor se puso en contacto con su vicario general, monseñor. Justino de la Mora, para decirle: “Señor Vicario, me he enterado que han reunido una pequeña colecta para mi bienvenida y de la misma manera que mi diócesis ha sido afectada por un fuerte temblor, quiero que por favor, no se toque ni un solo centavo de ese dinero, lo vamos a ocupar para ayudar a los afectados…”. Así se hizo, al día siguiente, el día cuatro de enero, “La Esperanza” digna de su nombre, traía la esperanza de los veracruzanos que no imaginaban lo que sucedería.

“Siendo las 10 de la mañana, el buque fondeó en el muelle del puerto de Veracruz, que ahora se le conoce como ‘El Malecón’, allí, la comitiva, encabezada por  monseñor Leopoldo Ruiz y Flores, dio la bienvenida al Quinto Obispo de Veracruz, de quien al verlo dijeron: “es muy joven” y luego de su recibimiento, las palabras de bienvenida le supieron a amargura, pues dijo: “He salido esperando la Gloria, pero de la misma manera que a Jesús que encontró un pesebre como cama, yo encuentro a mi Diócesis en medio de una desgracia, pero Dios nos ayudará”.

Una vez dicho esto, se dirigieron al vehículo que lo llevaría a abordar al tren y poder dirigirse a su sede, la Catedral de Xalapa. Al llegar a la capital del estado, dice Juan Carlos Álvarez, se le presentó a san Rafael Guízar el mapa de lo que había sucedido a gran parte del estado y parte del estado de Puebla.

Al llegar al Antiguo Palacio Episcopal, monseñor puso el dinero que llevaba en su bolsa, su cruz pectoral y su anillo y dijo: “pongo todo esto para ayudar, ¿quién le entra?”, Así inició su labor como el obispo de los pobres y el gigante de la caridad, llevando a todos los lugares afectados por el sismo, el consuelo espiritual y material, asegurándoles que en la oración, también encontrarían el consuelo esperado.

A caballo recorrió los pueblos afectados por el sismo del tres de enero de 1920, entre ellos Teocelo, Xico, Cosautlán, Ixhuacán de los Reyes, Ayahualulco, Barranca Grande, Patlanalán, Quimixtlán y Chilchotla, entre otros. Las brechas y el difícil acceso a cada uno de ellos no impidió la visita de la delegación.

Recorrió decenas de pueblos, tanto que esa primera misión le llevó dos años, durante los cuales conoció a la gente de su diócesis.

A Xico llegó el 14 de enero a derramar su ayuda y llevar consuelo, una de sus tareas primordiales fue la reparación de la iglesia principal.

Por su gran labor realizada hace cien años, a san Rafael Guízar Valencia se le recuerda y guarda veneración en toda esa zona de Veracruz y Puebla.

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