-Veracruz

La violencia ha ocasionado más pobreza, abandono e inseguridad: obispos

Nos parte el alma, constatar los múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones que permanecen impunes, aseguran


Por: Mario Rafael León

La escalada de la violencia en amplias regiones del país, es una de las preocupaciones de los obispos de México. Esa violencia ha provocado más pobreza, abandono e inseguridad, indican los obispos mexicanos en un documento emanado de la centésima octava Asamblea Plenaria al Pueblo de Dios.

Nos parte el alma, constatar los múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones que permanecen impunes. Se debilita así el Estado de Derecho y eso aumenta la corrupción y ahuyenta la paz. Solamente trabajando todos juntos podemos resolver estas situaciones. Como Iglesia, debemos fortalecer no sólo el conocimiento de la doctrina, sino la vivencia de los valores cristianos porque muchos de los que se dedican al crimen forman parte de nuestra comunidad; el estado debe velar por la seguridad de los ciudadanos, ofreciendo condiciones dignas, seguras y bien remuneradas a las fuerzas del orden; y a todos los ciudadanos nos corresponde cuidarnos los unos a los otros”, aseguran en el documento hecho público esta mañana.

El sistema económico, indican, ha aumentado la pobreza. Cada vez hay más pobres en México que no tienen lo básico para vivir dignamente. Esa situación es un caldo de cultivo para que adolescentes y jóvenes pobres se involucren en la delincuencia o puedan ser sujetos de todo tipo de manipulación: social, política o religiosa.

Los retos y desafíos que se tienen ante los ojos son grandes, pero la esperanza de encontrar caminos de reconciliación, de fraternidad y de crecimiento impulsan a seguir sirviendo a la nación con pasión, afirman los obispos de México.

En el documento, manifiestan que en el Acontecimiento Guadalupano se descubre que el odio y la división se vencen con la fe, el amor, el perdón y la paz. “Crezcamos en la esperanza, pues, ella nos capacita para afrontar nuestro presente con ilusión, aunque el presente sea complicado y fatigoso”, indican.

Invitan a hombres y mujeres de buena voluntad, a las instituciones de México y, especialmente, a todos los católicos a construir una paz firme y verdadera ya que se necesita sanear la vida social. No hay paz sin verdadero desarrollo y sin justicia, expresan y manifiestan que el mensaje del Evangelio es de verdadera libertad, fraternidad, solidaridad y reconciliación. “¡No dejemos que el mal venza! ¡Venzamos el mal a fuerza de bien! ¡Trabajemos todos juntos y organizados por la paz y la vida!”, exclaman los obispos,

Refieren que “nos unimos al sentir y al caminar del pueblo mexicano. Seguimos en oración por las situaciones que estamos viviendo y nos empeñamos por colaborar con nuestras mejores fuerzas a seguir apacentando el pueblo que el Señor nos ha confiado. Las palabras del Apóstol Pedro nos impulsan a forjar nuestro compromiso: “Apártense del mal, hagan el bien; busquen la paz, síganla (1Pe 3,11)”.

Como Iglesia, refieren, “hemos trazado un Proyecto Global de Pastoral 2031-33 y nos hemos comprometido a continuar promoviendo la dignidad de la persona humana en sus diversas etapas y circunstancias. Cuando no se reconoce y promueve la verdadera naturaleza y dignidad humana, “podemos encaminarnos a una crisis humana, social y espiritual que pueda dividirnos y contraponernos los unos contra los otros en lugar de unirnos para buscar un mejor futuro en la consecución del bien común”.

Una de las grandes preocupaciones es el respeto a la familia, por lo que representa para la nación e Iglesia: es el lugar privilegiado para la educación y en donde se transmiten los primeros valores. De éstos, debe destacar el valor de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Ambos dones, la familia y la vida humana, hay que promoverlos, cuidarlos y defenderlos cuando se vean atacados, apuntan.

La situación que vivimos como nación nos obliga a revisar nuestro camino, a buscar nuevas formas de compromiso que nos unan para conducir nuestro país a lo que queremos que sea. Es una oportunidad para sumar esfuerzos y construir un México unido y en paz. Al respecto, el papa Benedicto XVI nos previene: ‘A veces el hombre moderno tiene la errónea convicción de ser el único autor de sí mismo, de su vida y de la sociedad. Es una presunción fruto de la cerrazón egoísta en sí mismo […] Los sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona y de los organismos sociales no han sido capaces de asegurar la justicia que prometían (Charitas in Veritate, 34)’”.

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