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San Rafael Guízar Valencia, suscita el espíritu de caridad y solidaridad

La Catedral de Xalapa recibe a peregrinos de Puebla, Querétaro, Tamaulipas, Tabasco, Quintana Roo, Tlaxcala y Ciudad de México y de todo el estado de Veracruz


Por: Mario Rafael León

San Rafael Guízar Valencia sigue suscitando el espíritu de caridad, la solidaridad y sentimientos de acogida. La espiritualidad que surge de la vida de San Rafael Guízar Valencia expresada en la adoración eucarística, devoción mariana y la caridad cristiana se manifiesta no sólo en los peregrinos que abarrotan la capilla de San Rafael Guízar Valencia, sino también en el ejército de voluntarios, organizados por la Catedral y aquellos otros que proceden de las parroquias de la ciudad, prestando auxilio a los peregrinos, dándoles la bienvenida y compartiendo con ellos bebidas calientes y un poco de alimento, informa este domingo la Arquidiócesis de Xalapa.

La Catedral de Xalapa recibe a peregrinos de Puebla, Querétaro, Tamaulipas, Tabasco, Quintana Roo, Tlaxcala y Ciudad de México y de todo el estado de Veracruz, especialmente de los pueblos y municipios circunvecinos. En la fiesta de San Rafael, se encuentran personas procedentes de Teocelo, Piedra Parada, Baxtla, Limones, Cosautlán, Patlanalán, Quimixtlán, Ocotene, Chilchotla, Barranca Grande, Ayahualulco, Ixhuacán, Xololoyan, Oxocotepec, Laureles, Carrizal, Tlaltetelela, Ohuapan, Olarte, Las Lajas, Jalcomulco, Apazaban, Pacho Viejo, Coatepec y Rinconada, entre otros.

Los días más concurridos, dice la Arquidiócesis de Xalapa, son el 23 y 24 de octubre; de hecho, la Catedral permanece abierta toda la noche del día 23 para acoger a los miles de peregrinos que desde diferentes comunidades llegan para honrar la memoria de San Rafael Guízar Valencia. La noche del 23 hay misas cada hora para que en los primeros minutos del día 24 se canten las tradicionales mañanitas. A las cuatro de la mañana del día 24, se levanta el arco floral que traen los peregrinos de Teocelo y Piedra Parada.

“Son numerosos los peregrinos que llegan hasta la Catedral de la Inmaculada Concepción para pedir a Dios alguna gracia especial. San Rafael Guízar Valencia es el patrón del episcopado mexicano así como de nuestro Seminario. La comunidad parroquial del Sagrario Metropolitano, presidida por su párroco el Pbro. Roberto Reyes Anaya, ha organizado un novenario para festejar al santo obispo de Veracruz. Por ello, desde el día 16 hasta el 24 de octubre se están llevando a cabo diferentes celebraciones eucarísticas y actividades de piedad, así como celebraciones de unción de enfermos”, indica la Arquidiócesis de Xalapa.

Recuerda que el 24 de octubre es la fiesta litúrgica de San Rafael Guízar Valencia, el quinto obispo de Veracruz, cuyos restos reposan en la Iglesia Catedral de Xalapa. Más de 100 mil peregrinos acuden a venerarlo el día de su fiesta sin contar los que asisten durante el novenario o durante el año.

Existe una reliquia de primer grado, el corazón de San Rafael, que ha sido llevada en peregrinación a diferentes estados de la República Mexicana como Querétaro, San Luis Potosí, Jalisco, Aguascalientes, Quintana Roo y Ciudad de México. Incluso, ha visitado el estado norteamericano de California. Desde luego, sigue peregrinando también en el estado de Veracruz. San Rafael solía decir: “cuando muera, pediré a Dios, nuestro señor, me permita seguir dando misiones desde el cielo para mi amada diócesis de Veracruz”.

En la ciudad de Xalapa, desde hace 11 años, existe, además, un museo para conocer la vida y obra del Santo Obispo de Veracruz, a la fecha ha recibido más de medio millón de visitas de México y el extranjero.

Monseñor Rafael Guízar Valencia nació en Cotija, Michoacán el 26 de abril de 1878. Fue ordenado sacerdote el primero de junio de 1901. En Agosto de 1919 estando en Cuba, fue nombrado obispo de Veracruz por Su Santidad Benedicto XV. A Veracruz llegó el tres de enero de 1920. El próximo año celebraremos 100 años de su llegada a nuestras tierras, expresa la Arquidiócesis de Xalapa.

Monseñor Guízar Valencia predicaba en las parroquias, enseñaba la doctrina cristiana, pasaba horas en el confesionario y visitaba a los enfermos. De los dieciocho años como obispo, nueve los pasó en el exilio o huyendo porque lo buscaban para matarlo. Murió en la ciudad de México el seis de junio de 1938.

Fue sepultado en el Cementerio Viejo de Xalapa, Veracruz. Doce años más tarde su cuerpo fue encontrado incorrupto y se le trasladó a la catedral donde hoy se veneran sus restos. Fue beatificado el 29 de enero de 1995 por Su Santidad Juan Pablo II y canonizado por Su Santidad Benedicto XVI el 15 de octubre de 2006.

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