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Ayotzinapa: los jóvenes que sueñan con ser maestros

Detrás de los 43 normalistas desaparecidos hay una historia. Conoce la de algunos de los jóvenes que llegaron a Guerrero para convertirse en profesores y salir de la pobreza


Son 43 los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa; tienen cara, sueños y familias que los esperan. Algunos buscaban salir de la pobreza y otros simplemente quieren enseñar.

Conoce las historias de 10 de los normalistas desaparecidos en la noche de Iguala el 26 de septiembre de 2014.

Miguel Angel Mendoza Zacarías

Miguel Ángel dejó el poblado guerrerense de Apango para mudarse a Tixtla, donde se encuentra la Normal Rural de Ayotzinapa. En el pueblo, él y su hermano Tanislao eran conocidos por la peluquería de sus padres. Sergio Mendoza, amigo de su hermano, dice que lo conocía del pueblo, que es muy amigable, bajito de estatura y de piel clara.

Alexander Mora Venancio

Alexander tiene 21 años y es originario de El Pericón, municipio de Tecoanapa, Guerrero. Le gusta jugar futbol. Su hermana Saena dice que entró a la Normal Rural de Ayotzinapa en su segundo intento. Estaba muy emocionado por haberse quedado en la normal porque quería ser profesor, dice su padre Ezequiel. Es un muchacho ‘quieto’, dice. Don Ezequiel no se explica por qué desaparecieron a su hijo.

Christian Tomás Colón Garnica

Christian Tomás Colón Garnica, de 18 años, es el menor de seis hermanos. Su familia lo describe como “respetuoso, responsable, reservado y muy estudioso”. Quería ser maestro para ayudar económicamente a sus papás. Es originario de Oaxaca.

Israel Jacinto Lugardo

Israel, de 19 años, originario de Chilpancingo traía su celular con él cuando sucedieron los ataques. Estudiaba el primer año en la Normal de Ayotzinapa. Después de la balacera habló por teléfono con su mamá Ernestina y su hermano Rubén. Les contó que les habían disparado. Pero esa fue la última vez que escucharon su voz.

Martín Getsemany Sánchez García

Era la primera semana de Martín, de 20 años, en la Normal Rural de Ayotzinapa cuando policías municipales les dispararon. Después de ese viernes la familia no volvió a saber de él. Su primo Javier dice que toda la familia Sánchez está enojada y muy triste, pero tiene fe en que Martín va a regresar. Dice que cuando él regrese harán una fiesta, una gran comida. Porque va a regresar, ¿verdad?, pregunta Javier.

José Eduardo Bartolo Tlatempa

Eduardo tiene 21 años y es originario de Tixtla, Guerrero. Su tía Ana Celi dice que él quería ser alguien, enseñar a sus vecinos. El último día que hablaron con él fue el 26 de septiembre. Les dijo que iba a Iguala a botear junto con sus compañeros. Su mamá tiene cáncer y desconocía que su hijo está desaparecido.

Dorian González Parral

Dorian, de 19 años, es muy estudioso. Su tío Baltazar cuenta que se encerraba a estudiar. Él y su hermano Jorge Luis son originarios de Xapatláhuac, Guerrero. Según Baltazar, Dorian quería ser profesor “porque estaba intentando superarse económicamente”.

Jorge Luis González Parral

Jorge Luis, de 21 años, era más relajiento que Dorian, su hermano menor. Ambos cursaban el primer año en la Normal de Ayotzinapa. Lo último que su familia supo de ellos fue que irían a una actividad de la escuela a Iguala. Su madre está tan triste por la desaparición de sus hijos “que no habla ni quiere salir”, dice Baltazar, tío de los muchachos. Explica que Jorge Luis quería estudiar, porque su familia se dedica a cosechar y “el campo no deja”.

Mauricio Ortega Valerio

Mauricio tiene 19 años. Llegó a vivir a Ayutla de los Libres con su tía Eulogia para estudiar la secundaria debido a la pobreza de su padre, un campesino de la región guerrerense de La Montaña. Aprendió carpintería.”Mauricio es un joven muy trabajador”, dice su tía. El joven dejó la carpintería para entrar a estudiar a la Normal Rural de Ayotzinapa, donde estudiaba el primer año, porque quería superarse y ayudar a su familia a salir de la pobreza.

Cesar Manuel González Hernández

César, de 21 años, nació en Huamantla, Tlaxcala. Su papá dice que se fue a Guerrero a la Normal de Ayotzinapa porque quería ser profesor.

Fuente: Milenio

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