Pasión deportivaPuro show

Sello mexicano; testigo de la Serie Mundial

El arquitecto Fred Ortiz diseñaba sus propios campos en los que jugaba con sus hermanos y amigos durante su infancia, ahora forma parte de la reconocida constructora HKS que ha dado vida a diferentes escenarios deportivos, entre ellos el Globe Life Field


El arquitecto Fred Ortiz aprovechó su etapa como actor para observar de cerca el trabajo cinematográfico del mexicano Emmanuel Lubezki  y aprender de su técnica del manejo de luz en escenarios naturales. Ese recurso lo utilizó para plasmarlo en la construcción de estadios deportivos. La más reciente joya en la que trabajó es el Globe Life Field, casa de los Rangers de Texas y en donde se definirá al monarca de la Serie Mundial.

Ortiz, quien soñaba con ser jugador de Vaqueros de Dallas en la NFL, diseñaba sus propios campos cuando se juntaba para jugar con sus hermanos y amigos. Ese talento innato para dibujar llevó al arquitecto de origen mexicano a formar parte de la empresa HKS encargada de la construcción de inmuebles deportivos, entre ellos el del equipo de la Estrella Solitaria.

“Mis hermanos y yo nos juntábamos con otros chicos para jugar en el parque. Entonces dibujaba el campo y las almohadillas y ponía los nombres de los jugadores, ahora tuve la gran oportunidad de trabajar en el equipo que construyó el estadio de los Rangers de Texas”, expresa con emoción en una charla telefónica desde Arlington, donde los Dodgers y Rays de Tampa Bay disputan el Clásico de Otoño.

VIDA DE PELÍCULA

Fred Ortiz había regresado de un congreso de arquitectura y comía con su familia en un restaurante en Virginia, cuando recibió una visita sorpresiva.

Una señorita se me acercó y me dijo que estaba trabajando en una película de Hollywood con el tema de los colonizadores y los indios. Así fue que me invitó a participar.

“Imagínese, luego ya estaba en medio de la película, comiendo semillas de girasol y platicando con Emmanuel Lubezki”, expresa al recordar su participación en la cinta El Nuevo Mundo en 2004. “Le pregunté, ¿cuál es tu mejor pelicula? entonces me respondió: ‘Y tu mamá también’. ¡Ah, canijo! pensé que me bromeaba”, agrega mientras suelta una carcajada.

Veía la manera tan interesante de trabajar del director Terrence Malick y Lubezki. El director le pedía que se inspirara en la obra de algún pintor, que capturara la escena de la forma en la que se imaginara cómo lo había hecho el pintor para plasmar su obra, eso me inspiró pensando en lo abstracto.

“Lo tomé tratando de imaginar, en el caso del estadio de Rangers, en el abrir y cerrar el techo, con una vista hacia el oeste donde se ubica el estadio de los Cowboys”.

Ortiz logró una beca para la Universidad de Texas, en Arlington, gracias al futbol americano.

“En mi primer año la universidad ya no pudo financiar el programa de futbol americano, mi sueño de jugar en Vaqueros se truncó y  me concentré en la arquitectura, eso fue genial porque pude estudiar en Italia, observar obras hermosas y tener a grandes profesores que me ayudaron a pensar en el abstracto, la pasión, la artesanía,la innovación, la expresión auténtica y la sostenibilidad”.

“En una ocasión tuvimos la oportunidad de visitar al papa Juan Pablo II. Él vino a donde estábamos y me tocó las manos, desde ese día todavía estoy flotando”.

El arquitecto de 53 años nació en el Paso, Texas. Sus padres son mexicanos y aún tiene presente los viajes a Ciudad Juárez.

“Lo interesante desde la loma donde vivía mi abuela es que desde ahí podía ver el centro de El Paso, Texas, y la Universidad de Texas. Esa conexión visual se quedó conmigo”.

Durante su experiencia en el Globe Life Field fue testigo de dos escenarios: De la soledad del flamante inmueble a la fiesta que se vive en el Clásico de Otoño.

“Cuando no había aficionados podía escuchar el golpe de los tablazos, la pelota cuando chocaba con los guantes y la voces de los jugadores… era como la película Field Of Dreams (El Campo de los Sueños). Eso resonó muy bonito cuando dejaron que entraran los aficionados, aunque sean sólo 11 mil, lo bonito es ver los rostros con sus risas y buscando atrapar la bola con los guantes. Los aplausos y la vocesota de Chuck Morgan resonando. Eso me deja satisfecho, me siento muy honrado de ser parte de esto. Hay veces que dejo mi asiento y me involucro como si fuera un aficionado más para tomar fotografías”.

El escenario que tardó casi cuatro años para su construcción tendrá su momento histórico esta semana al tener al primer campeón de las Grandes Ligas en una sede neutral.

“Fue una gran oportunidad para que el mundo viera estos partidos. Si Dios nos bendice, el próximo año vamos a poder abrir de nueva cuenta, ahora sí como se debe”.

UNA JOYA ARQUITECTÓNICA

El Globe Life Field tuvo una inversión cercana a los 1,200 millones de dólares para su construcción

  • Uno de los atractivos del estadio es el techo retráctil que abre y cierra en apenas 15 minutos.
  • Se ubica a un lado del anterior estadio de los Rangers y muy cerca también de la casa de los Vaqueros de Dallas.
  • Su primer partido de beisbol estaba programado el 31 de marzo, pero se suspendió debido a la pandemia de covid-19.
  • Para su construcción trabajaron un total de 11 mil personas durante tres años aproximadamente.
  • El montículo se puede bajar y subir de manera hidráulica, para que el estadio se pueda utilizar en otros eventos.

CONSERVA RAÍCES MEXICANAS

Aniceto Ortiz recuerda que su primogénito Fred Ortiz tenía talento para el dibujo y desde entonces pensó que podría llegar lejos gracias a esta habilidad.

“Siempre se la pasaba dibujando, desde pequeño se veía que tenía madera ”, dijo el señor Ortiz, quien nació en Zacatecas, pero que llegó a Ciudad Juárez a los nueve meses de nacido.

El padre de cinco hijos, entre  ellos el arquitecto que participó en la construcción del estadio  donde se juega la Serie Mundial, recordó que luego de casarse en la ciudad fronteriza decidieron buscar el sueño americano en 1969.

“Yo trabaja en un banco en Juárez y me ofrecieron trabajar en otro banco en Denver, pero luego ya no se hizo. Entonces tuve que trabajar en diferentes  actividades, manejé hasta un tractor”. cuenta Ortiz desde su casa en El Paso, Texas.

En la ciudad donde ahora tiene su residencia, trabajó en dos empresas para sacar adelante a su familia.

“Nada más llegaba a cambiarme de uniforme”.

Casado con Patricia, originaria de Chihuahua, el matrimonio inculcó las raíces mexicanas en sus hijos.

“Nosotros les hablabámos en español y ellos aprendían inglés en la escuela, eso fue una influencia importante para que fueran bilingües”.

Aniceto Ortega recuerda con emoción los viajes a México, donde aprovechaba para presenciar las luchas que se presentaban en el Auditorio Municipal en Ciudad Juárez.

“Me tocó ver a El Santo, Blue Demon y El Rayo de Jalisco. Había muy buenos luchadores de Ciudad Juárez, pero mi ídolo siempre fue El Santo. Ahora guardo una docena de máscaras originales que compré en Juárez”.

Fuente: Excelsior

Deja un comentario

Back to top button
A %d blogueros les gusta esto: