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Migrantes no deben convertirse en moneda de cambio, afirma la Arquidiócesis de Xalapa

Necesaria, una justa política migratoria y que vele por intereses legítimos


Por: Mario Rafael León

Ante la presión de Estados Unidos de imponer aranceles a los productos mexicanos si el país no detenía la migración de personas hacia el país del norte, es claro que los migrantes centroamericanos lamentablemente se convirtieron en una moneda de cambio, manifiesta este domingo la Arquidiócesis de Xalapa.

Frente a lo acordado entre México y Estados Unidos, indica, es necesaria “una justa política migratoria que, por un lado, garantice el libre tránsito de personas ordenado, regulado y responsable; y por otro lado vele por los intereses legítimos de los miembros de nuestra nación, pero por ahora todo esto está en entredicho”.

La iglesia católica indica que el despliegue de seis mil efectivos de la Guardia Nacional en la frontera sur del país no es una solución que atienda las verdaderas causas del fenómeno migratorio. “Parece más bien que por la presión de nuestros vecinos del norte, las fronteras norteamericanas se han recorrido convirtiendo a nuestro país en un gran muro que pretende contener la migración hacia los Estados Unidos. Ahora sí, los mexicanos construiremos el muro y lo pagaremos con nuestros impuestos, con la complacencia de nuestras autoridades. El combate a la pobreza y a la desigualdad en México y en Centro América pareciera quedar sustituido por el temor ante el otro, nuestro hermano”.

La Arquidiócesis de Xalapa recuerda que el 10 de junio pasado, los obispos de México por medio de un comunicado dieron a conocer su posicionamiento acerca del “acuerdo” entre México y Estados Unidos en materia arancelaria y política migratoria.

Desde luego, la imposición caprichosa y amenazante de querer aplicar aranceles a nuestro país es inaceptable. México no puede caer en ese juego, indica. Los obispos mexicanos expresaron su preocupación por la actitud que la nación adoptará ante los migrantes. Los obispos hacen votos para que el diálogo continúe y “exprese los valores fundamentales de dos países democráticos: el respeto a los derechos humanos, la solidaridad entre los pueblos y el trabajo por el bien común de nuestra región”.

Nadie debe distraerse pensando que el problema migratorio ya está resuelto puesto que lo que se necesita promover es un desarrollo humano integral para Centro América y el sureste mexicano, se lee en el documento de este domingo. Hay que atacar las causas que provocan la migración que son la falta de oportunidades de trabajo y de empleos bien remunerados en estos países y, desde luego, la muy lamentable situación de inseguridad y violencia incontrolada que no se ve cómo se detendrá o resolverá. La pobreza y la violencia son la causa principal de la migración.

“Junto con su posicionamiento crítico, los obispos mexicanos confirmaron que la Iglesia continuará comprometida brindando a los migrantes la ayuda humanitaria que requieren en su tránsito por nuestro territorio nacional y manifestaron su respeto y reconocimiento a los miles de hombres y mujeres de la Iglesia católica, de otras iglesias y de la sociedad civil, que por décadas han defendido a riesgo de su propia vida, los derechos fundamentales de los migrantes en México, Estados Unidos y Centro América”, se lee.

Los “acuerdos” aplaudidos por un sector, se están traduciendo ahora en un rechazo al migrante o en actitudes xenofóbicas. No se puede criminalizar a los migrantes como si todos fueran personas que realizan el mal. De ahí el compromiso de la Iglesia Católica de promover y practicar la caridad con estos hermanos que hoy tocan a nuestra puerta, apunta la Arquidiócesis de Xalapa.

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